Pasó el año del Centenario de Miguel Hernández. Es hora de hacer balance. De decir todo lo que se ha hecho pero también de contar lo que se ha deshecho.
Existen proyectos que, una vez creados y a punto de ver la luz, sucumben y -como si se tratara de hijos no nacidos- se quedan sólo en designios que nadie conocerá excepto sus frustrados gestantes.
Para los que desconocen esta historia (no literaria sino real como la vida misma):
Hace unos 4 años en tierras ilicitanas, de un grupo de entusiastas surgió la idea de crear un poemario dedicado a Miguel con motivo de su Centenario. Se trataba de hacer algo inédito (nada de recopilaciones oportunistas), en poesía e ilustraciones. El plan se inició y a principios del 2009 tocaba a su fin. El título del libro era “A tu presente ausencia (Antología en homenaje al poeta Miguel Hernández)”. Su contenido: la inspiración creativa de 18 poetas -en su mayoría ilicitanos- más el prologuista e ilustraciones de Andreu Castillejos y Silvia Orozco. Ya sólo faltaba el esperado parto final, el vuelo de las letras hacia el aire libre con la proclama de que Miguel no murió del todo en aquella celda de Alicante sino que sigue vivo y creando, incrustado en los corazones de los (y las) poetas vivos de su tierra amada.

Los cándidos poetas confiaron en la promesa (verbal) que los gestores del Centenario les hicieron: que editarían el libro en homenaje a Miguel y para fomentar la cultura local.
En la primavera de 2009 se les entregó el manuscrito. Pasaron los meses, llegó el 2010, con silencios e incertidumbre para los candorosos escritores; después: llamadas, excusas más o menos marrulleras, ruegos, reuniones.. Hablamos con el comisario (el de la Comisión del Centenario, no el de la policía), más promesas, más meses de silencio, más rogativas, etc. No se nos dijo que no pero tampoco que si. Dedujimos, por los gestos de los Gestores del evento, que el libro -con un coste muy modesto- se había quedado fuera de los presupuestos, que ni en ese departamento ni en Cultura (ni en ningún otro) disponían de fondos. Después, ante nuestras miradas suplicantes, nos dijeron que habían llevado el poemario a una editorial alicantina; pensamos que allí nos harían “la obra de caridad”. Contactamos con dicha empresa (a la que los Gestores les pasaron “el muerto”), nos hablaron al principio de la edición gratuita y luego nos pidieron para la tirada una cifra que era, para nuestros bolsillos, astronómica.
Exhaustos, desistimos. Por tanto en Alicante, como Miguel, acabó el viaje agónico del poemario errante.

En el reparto del pastel económico para el Centenario del Poeta (nada escaso, por cierto) hubo “alegrías” con los grandes eventos mediáticos (las fotos con famosos dan votos) y cero recursos PARA HOMENAJEAR A UN POETA CON LA CREACIÓN POÉTICA. Paradójico ¿?
Pero no perdamos por eso el candor ni la esperanza. Tendremos, tendrán que esperar los poetas al próximo Centenario de Miguel; cien años más. Todo llegará.
También se quedaron sin ver la luz del Centenario otros eventos como por ejemplo: la Feria del Libro. Malos tiempos para la lírica y para todo lo que no llene estadios!
La historia no la escriben los artistas sino los burócratas inquilinos de la poltrona
y sólo ellos deciden sabiamente lo que conviene promover o silenciar. Punto.
(A partir de éste punto y final, tú, lector inteligente, puedes añadir libremente lo que estés pensando, sacar tus propias en intransferibles conclusiones sobre la gestión de la cultura).
Elche, 22 de febrero de 2011